La única fórmula para lograr este objetivo es tener un estilo de vida saludable, alimentarse bien y realizar actividad física. Pero cuando se trata de ejercicios, siempre surgen dudas de qué es lo más efectivo para ver cambios.
Los especialistas señalan varios puntos respecto a este debate. En principio se habla de la capacidad física; para una persona que no realiza ningún tipo de actividad, correr puede ser complicado por la resistencia. Es más probable que se genere el hábito de ejercitarse a diario, si se adentra en una actividad que le genere menos esfuerzo -como caminar-.
¿Cuál es la finalidad?, el running es un gran deporte y correr como preparación física es el complemento ideal para otras actividades. Pero cuando se trata de un ejercicio con la finalidad de bajar de peso, los especialistas señalan que es más efectivo caminar.
Correr requiere de mucha más energía que caminar y esto se traduce en un mayor gasto calórico. Normalmente se piensa que la finalidad de entrenar es quemar muchas calorías y así bajar de peso, pero el metabolismo tiene sus mañas.
“Correr no debe usarse como un medio para desarrollar un déficit calórico porque se necesitan demasiados kilómetros, demasiado cansancio y, lo más importante, demasiado agotamiento de glucógeno, que es una forma segura de estimular el hambre y los antojos”, explica Alex Harrison, médico y entrenador personal para Runner’s World.
Para que el cuerpo elimine la grasa -que es lo que marca la diferencia estética-tiene que quemar todo el glucógeno primero. Esto implica mucho tiempo corriendo, cansancio y ganas de salir del gym e ir a comer algo. A esto hay que sumarle que el organismo siempre “guarda reservas”, por las dudas, entonces solo empezará a quemar grasas cuando no le quede de otra.
¿Por qué es mejor caminar?
La “magia” está en las pulsaciones. Cuando alcanzamos entre el 60 y 70% de nuestra frecuencia cardiaca máxima -que son las pulsaciones que se dan cuando caminamos rápido- el cuerpo se pone en modo “quema grasa”. “El entrenamiento a esta intensidad mejora la condición física, utilizando más grasa como fuente de energía”, agregan los especialistas.
El ppm (pulsaciones por minuto) puede variar dependiendo de la edad, pero una persona de mediana edad entra en la “zona aeróbica” cuando alcanza entre los 135 y 150ppm, algo que se da con una caminata rítmica y sin los mismos esfuerzos que correr.
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