Quizás conocemos personas que han estado o permanecen en una relación para nada saludable, incluso nosotras mismas pudimos estar en un vínculo que no nos hacía bien, pero que costaba soltar. Por eso, una especialista nos brinda consejos prácticos.
“Responsabilidad afectiva”, “red flags”, “relaciones tóxicas”, todos conceptos referidos a los vínculos emocionales y a las cosas que no se deberían aceptar al momento de formar pareja. Pero, ¿por qué se repiten patrones? ¿Por qué existe gente en relaciones no saludables? ¿Cómo se puede evitar esta vivencia que duele y deja consecuencias?
“Nuestras vivencias, experiencias de vida y cómo nos relacionamos de adultos con otras personas está directamente conectado a cómo vivimos nuestra infancia”, puntualiza Dulce Perez, psicóloga especializada en terapia sexual y de pareja.
Dependiendo de cómo la persona haya sido criada y las experiencias que vivió, tendrá tendencia a repetir patrones, positivos o negativos. La licenciada explica que, en el caso de las carencias, se le llama “heridas de la infancia”.
“Pueden ser emocionales, como sucesos o experiencias traumáticas. Dependiendo de la causa de la herida, puede ser por: abandono, rechazo, humillación, traición o injusticia, y cómo el niño gestionó esas emociones. Si fue atendido como infante cuando algo no funcionaba o no salía bien. Eso de adulto tiene consecuencias y las relaciones tóxicas están ligadas a nuestras experiencias, vivencias, traumas y heridas durante la infancia”, explica Dulce.
Las personas afectadas tienen ciertos patrones de conducta, Pérez menciona que entre ellas las más obvias son la falta de autoestima, no creer que su opinión valga y evitar discusiones, incluso se aísla de sus vínculos cercanos para que no haya problemas y le cuesta poner límites.
“La otra parte se aprovecha de su vulnerabilidad, ejerce un total poder sobre la víctima, hay co-dependencia emocional, tolera palabras hirientes y que su pareja le inculque que ‘nadie la va amar, que es lo mejor que tiene y que no va a encontrar a nadie más’. Entonces la víctima acepta el mínimo esfuerzo, el maltrato, incluso la falta de responsabilidad afectiva”, explica.
También es frecuente que sienta que vale menos, que estando sola no va a ser feliz, que su bienestar depende sí o sí de otra persona y que no es nada sin el otro. “Esta es una posición de carencia, necesidad y no logra entender que la felicidad no viene acompañada solamente de una pareja o una única persona”.
Y continúa: “El error más frecuente que las personas repiten es depender de su pareja. No solo para sentirse feliz, sino también para hacer actividades, pierde individualidad y se deja manejar creyendo que la existencia del otro es lo único que le va hacer feliz”.
Obviamente existe una antesala a esa instancia, cuando el vínculo no está consolidado y la pareja se está conociendo. Lo ideal sería que no estemos buscando ‘red flags’ porque se supone que ya tuvimos que hacer ese filtro cuando empezamos a conocer a la persona.
Sin embargo, la psicóloga detalla: “Pero si ya estamos en una relación, hay que reconocer cuando: hay chantaje, nos hace sentir culpables de nuestras decisiones, nos miente, nos aplica la ‘ley del hielo’, nos ignora porque algo no le gusta o no está de acuerdo, cela sin razón, controla haciendo creer que es por amor o cariño, las ofensas y falta de respeto ‘en bromas’”.
Además de todo eso, hay otras cosas a tener en cuenta: si la persona habla mucho de sí misma, critica todo el tiempo a los demás y si menciona con frecuencia a sus exparejas de forma negativa y despectiva. También se puede dar que sea grosera y maleducada con los demás, hay que prestar atención sobre cómo es con la gente en general y si no respeta o no escucha otras opiniones.
¿Qué puede hacer una persona que toma conciencia de estar atrapada en una relación tóxica?
“Una vez que la mujer, en específico, se da cuenta, primeramente tiene que comunicar y abrirse con alguien de confianza. Que la escuche y acompañe sin juzgar ni criticar. Aun a pesar de estar en esa situación, saber elegir sus amistades, en quien confiar y con quien contar en los momentos difíciles”, sugiere Peréz.
Y finaliza: “Además de ser sincera con sus amistades y contar los hechos como son, es fundamental que asista con un profesional, un psicólogo, para tratar esos temas y esas heridas de la infancia. Si es que no se puede encontrar el origen, que le brinde herramientas para salir de esa relación y para que se vuelva a encontrar a sí misma, amarse, respetarse, cambiar su forma de ver la vida y las relaciones. De esta manera podrá reconocer sus propias conductas negativas y no repetirlas cuando se vuelva a vincular con otra pareja”.
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