Esta actividad es indispensable desde el punto de vista biológico y diferentes especialistas la usaron como herramienta para crear un nuevo método terapéutico. No solo por generar bienestar, sino también para alcanzar una vida más saludable y mejorar los vínculos con el entorno.
“La preparación y el consumo de los alimentos son una actividad que a lo largo de la evolución de la especie humana se ha investido de distintas connotaciones”, explica Silvia Lema, licenciada en nutrición. Y agrega: “De lo imprescindible para la supervivencia a lo ritual, de lo hedonista a lo terapéutico, del agasajo a la ostentación de la riqueza y poder, la alimentación humana es una instancia tanto social como biológica”.
Teniendo en cuenta todos estos puntos, profesionales de la psicología, la nutrición y la gastronomía desarrollaron talleres de cocina terapéutica o “cocinoterapia”. La intención es usar la cocina como herramienta para mejorar diferentes aspectos de la vida.
Para los especialistas la cocina de por sí es una actividad terapéutica. Si bien tiene la finalidad de elaborar algo rico que nos nutra y llene de energía, se lo puede considerar -también- un arte porque estimula y conecta los sentidos, la creatividad y la comunicación.
¿Cuáles son sus beneficios?
“La cocina puede ser una técnica eficaz de gestión emocional para aquellas personas que no se sienten cómodas en otras actividades creativas” -el dibujo, la escritura, la música, por ejemplo-, explica en un artículo la psicóloga Sara Montejano.
La cocina terapéutica estimula la creatividad. Nos brinda la posibilidad de experimentar con sabores, texturas, temperaturas, también a fusionar los ingredientes y sazones para lograr grandes resultados.
La organización. La cocina requiere de métodos, sino es un caos. Hay que saber organizar los ingredientes, el orden en el que cada uno se cocina, ejecutar las recetas tal cual están señaladas, y a su vez, tener dominio sobre los implementos que usamos.
La paciencia. Cocinar tiene su tiempo, sus métodos, y saber esperar es fundamental -especialmente cuando se siente mucha hambre-.
Memoria y aprendizaje. A medida que uno repite la práctica, va memorizando el paso a paso y va perfeccionando la técnica. A esto también hay que sumarle la destreza para manipular los utensilios y los ingredientes.
Por último, hay que sumarle la capacidad resolutiva para enfrentar imprevistos en la cocina, la improvisación y la conciencia sensorial que se genera al usar todos los sentidos.
···¿Ya nos seguís en las redes? Mirá todo lo que tenemos para VOS Facebook l Twitter l Instagram